martes, 14 de septiembre de 2010

Luto bien guardado

Tu muerte me sienta bien. Dicen los que me conocen que el luto le ha dado un brillo especial a mis ojos, ha afilado mis pasos y puesto en mi cadera un imán que atrae las manos y las miradas. Me veo mejor sin ti, eso me han dicho, eso me han asegurado. Y algunos bautizan mi recién nacida viudez con un mapa de humo, caricias y whisky, tatuados en la espalda. Pero a mí no terminan de convencerme los halagos y sus veleidades, y miro con desconfianza a la mujer que se asoma al espejo donde estuve. El techo que le daba a mis sueños ese cuarto destapó mis insomnios y sus palabras. Me puso otro nombre también, y la discreta belleza de tu ausencia, que brota con delicadeza de cicatriz en el centro del pecho, donde sólo yo puedo leerte.

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