Si la pesada substancia de mi carne fuera pensamiento,
la cruel distancia no detendría mi camino;
porque entonces, a despecho del espacio iría
desde los lugares más remotos hasta donde tú estás.
No importaría que mi pie se asentase
sobre el punto de la tierra más alejado de ti;
porque el ágil pensamiento puede superar mar y tierra
tan pronto como piensa en el lugar donde quisiera estar.
Pero, ¡ah! Me mata el pensamiento de no ser pensamiento,
para superar vastas extensiones de millas cuando tú estás lejos,
sino en cambio, estando hecho de tierra y agua,
debo esperar, gimiendo, la lentitud del tiempo;
sin recibir otra cosa, de tan pesados elementos,
sino pesadas lágrimas, prendas del dolor de éstos.
William Shakespeare
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